Título*: | País de sombras |
Autor*: | C.M. Bill (César Sosa) |
Tema*: | Suspenso |
El sonido surgió como la tintineante campana de una iglesia, sordío, seco y profundo, pesado como un costal de huesos, un sonido desorbitante y perturbarte en un momento en el que aquel reloj de madera opaca marcaba diez para las tres de la madrugada. Las luces caían pálidamente en nuestros rostros, ojos destellantes y burbujas tintineantes, siempre el destello de aquella luz observaba cada uno de los rincones de aquel lugar como efectuando una revisión inesperada...
Nadie dijo nada, el silencio reino, las voces se esfumaron junto con las sonrisas de aquel, que fue un momento de irónico y de palabras estremecedoras, ahogadas en nuestras gargantas, en nuestros pensamientos confundidos. Fue nuestro sobresalto, pues precisamente en aquel momentos estábamos contando historias sobre el.
Al fin, después de unos segundo de largo silencio, el sordío sonido de sus articulaciones se escucharon al levantarse, de aquel sofá donde estábamos todos, quejándose en su mirada por el cansancio al caminar, mismos sonidos secos, asaltaron con fuerte golpe a mi espina dorsal y no dudo que los dimas tuviéramos la misma sensación. Con temor y en silencio avanzo por el pasillo, ante las miradas radicales de todos nosotros, puestas en él.
-Quien será a esta hora... -Nos preguntó a todos-.
Nadie respondió nada. Las siluetas seguían dibujándose entre las pisadas, entre cada latido, entre cada suspiro. Una lanza de confusión reinó en el lugar. Y a lo lejos se veía. Ya casi llegaba. Pero tenía miedo, se notaba en sus expresiones pálidas, tal vez sentía nervios y miedo, ¿porque no? de exclamar alguna pregunta, pero lo hizo, con voz tambaleante y entrecortada.
-¿Qu…quiien es? ¿Que desea?
El viento le respondió con otro sonido espeluznante de ira en invierno. Sonio lúgubre... como cuando las hojas ruedan por el suelo, secas y abandonadas, sin sentido. Sentí miedo.
Silencio total. Silencio total…
-Quien es!!! Eh dichoooo!!! –Se volvió hacia nosotros con una mirada confusa y pensativa…
¡La puerta se abrió de un golpe endemoniado!. Con fuerza desmedida, un ejército de rencor se abalanzo sobre aquella puerta desquebrajada por el paso de los años, tan pesada y ligera a la vez. La fuerza del señor viento entro con toda su majestuosidad haciéndose notar entre todos los presentes. No lo podía creer. La silueta se congelo en la entrada de la puerta, en señal de autoridad, en sinonimo de reclamar algo que le pretenecía. Oh dios, su expresión inerte sin gesto alguno, frio, como un cadáver, fue lo que más me atemorizó.
A lo lejos, a lo lejos lo alcanzó a ver!!! Estaba postrado en un árbol descansado, con su mano larga y sin vida al aire, postrado como si fumara un cigarrillo. No era el rojo del cigarrillo lo que brillaba entre esa obscuridad eterna, llena de furia, no, era su mirada.. Ojos de fuego, incandescentes, transparentes, hipnóticos !!!brillaban!!!, si!!! Brillaban!! Era eso que lo miraba quitamente, como una bestia a punto de cazar. A punto de abalanzarse sin piedad. Estaba ahí...
-Que sucede? Responde por favor -Se escuchó a lo lejos. Una voz de entre todos nosotros trato de sacar de trance a todos los que estábamos estupefactos ante semejante imagen de aturdimiento e interrogante.
-¡Responde!...
Pero no hubo respuesta. Todo en calma, hubo silencio, demasiado silencio, y ¿saben algo? era aterrador. Ya nada fue lo mismo. Hubo miradas con interrogantes, miradas confusas, todas se postraban ante el, inerte e indefenso, parado en la puerta, quieto, en calma, en paz, el viento seguía soplando como si con ella se llevara la paz entre sus alargados suspiros. Nadie mas vio lo que paso, solo vimos como la puesta con un chirrido horrible se fue cerrando poco a poco. Dejando así dentro de la casa un puñado de ojos con olor a putrefacción y humedad.
En cuanto la puerta dio el último chirrido y cerro de pronto, mi amigo cayó al suelo como si un rayo lo hubiera fulminado y apagado al instante.
Lo pero de todo es que a partir de ese día el no volvió a ser el mismo desde aquella noche, no. No volvió a ser el mismo. Algo en el había muerto…
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